Su misión es detectar al pecador, a quien amonestan, aíslan y, si no se arrepiente, agreden
D. M. / J. P. / MADRID
Día 23/12/2010
El imán de Lérida Abdelwahab Houzi está promoviendo, a través de personas de su confianza, el despliegue de «policías religiosas» en diversos municipios, entre ellos Olot, similares a la que ha creado en la ciudad sometida a sus prédicas fanáticas. Todo ello para que amonesten y, en su caso, castiguen a aquellos musulmanes que no cumplan la interpretación más integrista de la ley islámica.
El imán de Lérida Abdelwahab Houzi está promoviendo, a través de personas de su confianza, el despliegue de «policías religiosas» en diversos municipios, entre ellos Olot, similares a la que ha creado en la ciudad sometida a sus prédicas fanáticas. Todo ello para que amonesten y, en su caso, castiguen a aquellos musulmanes que no cumplan la interpretación más integrista de la ley islámica.
La «policía religiosa» que desde hace un tiempo actúa en Lérida está compuesta por media docena de individuos, a las órdenes directas del clériogo radical. Su misión es garantizar que la población musulmana allí establecida cumpla escrupulosamente y a diario los preceptos recogidos por el movimiento wahabita, a la que pertenece Abdelwahab Houzi. El wahabismo es una corriente fundamentalista musulmana,vinculada al sunnismo, y cuyo origen está en Arabia Saudí. Dos de sus características son su radicalismo y su vocación de expansión. Para ello se aprovechan los focos de poder que han conseguido. En este caso, Hoizi ha utilizado la mezquita Ibn Hazm, la más importante de Lérida. Pese a que el Ayuntamiento de esta capital catalana la ha precintado por motivos de seguridad, ya que ha llegado a acoger en las horas del rezo más de mil seguidores, cuando su aforo solo permite 200, el imán ha advertido que hará construir otra con fondos de Arabia y del régimen alauíta de Marruecos.
Las fuentes consultadas por ABC han mostrado su preocupación por esta posible implantación en distintas regiones españolas de estas cuadrillas integristas. Entre otros motivos, porque en aquellos municipios con amplia población musulmanes podrían hacerse con parcelas de poder o zonas de impunidad. Y es que, subrayan los mismos medios, resulta difícil investigar las prácticas de estas «policías religiosas» porque los musulmanes objeto de sus «correctivos integristas» se niegan a presentar la correspondiente denuncia por pánico a represalias.
«Policías religiosos» como los que trabajan a las órdenes de Abdelwahab Houzi» tienen su propio «manual». Cuando detectan el comportamiento «incorrecto» o no conforme a los preceptos de la corriente wahabita de un musulmán, como primera medida lo amonestan en la vía pública. ¿Cuántos casos se han detectado ya en plena calle de una mujer marroquí, por ejemplo, que es increpada por otro musulmán, simplemente porque no lleva el velo? Demasiados. Lo que demostraría que estas prácticas parapoliciales del totalitarismo islamista están extendidas.
Si el «pecador» o «pecadora» no hacen caso a esa amonestación, entonces se le somete al ostracismo. Así, se hace un llamamiento al boicot de su negocio, o se le invita a no entrar en el centro islámico... Por lo general, llegada esta fase del hostigamiento, la víctima claudica y corrige su actitud pecaminosa. Pero en caso contrario, se pasa a la agresión física.