Día 06/10/2010
Como todas las crisis económicas importantes, la actual está teniendo importantes consecuencias en los flujos migratorios. Han disminuido las entradas de extranjeros, sobre todo las de irregulares, han aumentado (poco) los retornos hacia los lugares de origen, ha menguado la vuelta de antiguos emigrantes al país y ha crecido las salidas de españoles al exterior. La inmigración reciente del país está poco cualificada. No hemos sido destino principal para fuga de cerebros (brain drain) procedentes de otros territorios, particularmente del mundo en desarrollo. En la etapa de prosperidad nos hemos defendido, mal que bien, con nuestros propios recursos especializados, pero siempre recordamos la conveniencia de reclutar, a medio plazo, más y mejores trabajadores cualificados; ante las insuficiencias que nuestro mercado laboral va a tener. Hace años vi un panel que advertía: «Maneje con cuidado. Aquí no sobra nadie». De igual modo deberíamos ser capaces de conseguir que aquí no sobre ningún profesional. Pero la crisis los está expulsando al exterior, donde encuentran actividades mejor remuneradas, más estables y relacionadas con su formación y capacidades.
Como todas las crisis económicas importantes, la actual está teniendo importantes consecuencias en los flujos migratorios. Han disminuido las entradas de extranjeros, sobre todo las de irregulares, han aumentado (poco) los retornos hacia los lugares de origen, ha menguado la vuelta de antiguos emigrantes al país y ha crecido las salidas de españoles al exterior. La inmigración reciente del país está poco cualificada. No hemos sido destino principal para fuga de cerebros (brain drain) procedentes de otros territorios, particularmente del mundo en desarrollo. En la etapa de prosperidad nos hemos defendido, mal que bien, con nuestros propios recursos especializados, pero siempre recordamos la conveniencia de reclutar, a medio plazo, más y mejores trabajadores cualificados; ante las insuficiencias que nuestro mercado laboral va a tener. Hace años vi un panel que advertía: «Maneje con cuidado. Aquí no sobra nadie». De igual modo deberíamos ser capaces de conseguir que aquí no sobre ningún profesional. Pero la crisis los está expulsando al exterior, donde encuentran actividades mejor remuneradas, más estables y relacionadas con su formación y capacidades.
Tenemos más de 1,3 millones de españoles residiendo en el extranjero, de los que 120.000 se han sumado desde que comenzó la crisis. No todos son trabajadores cualificados, y en la corriente hay también familiares. Pero en esa emigración selectiva hay muchos expertos jóvenes (entre 25 y 35 años) que, además de la medicina o la biología, proceden de las ingenierías, la arquitectura o la informática.
Toda fuga de talento si hay retorno entraña siempre la oportunidad de recobrar profesionales con mayor experiencia y madurez. Pero tiene el peligro de la pérdida, larga o definitiva, de expertos que un país como el nuestro va a necesitar en poco tiempo.
Alguien debería hacer algo para remediarlo.
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