Uno de cada diez colegios vascos tiene más de un 20% de alumnos extranjeros. En torno a cincuenta superan el 30% de menores procedentes de otros países, el límite que fijan los responsables educativos para que un centro pueda cumplir su misión de integrar socialmente a los inmigrantes.
La tarea de repartir a esos estudiantes se ha convertido en un reto de extrema dificultad para la Administración, ya que se trata de un colectivo que opta en su inmensa mayoría por las escasas aulas de castellano de la red y por escuelas o institutos a los que ya acuden otros niños de su mismo origen. En paralelo, los padres autóctonos huyen de un colegio en cuanto se dispara la proporción de esos jóvenes.
En el País Vasco estudian 22.000 inmigrantes, lo que supone cerca del 7% del total de alumnos; casi 15.000 están matriculados en colegios e institutos públicos; el resto, en centros concertados. La mayoría son latinoamericanos, seguidos de los africanos, principalmente marroquíes. Álava soporta el mayor peso. Roza ya el 10% de estudiantes de otros países, frente al 4,8% de Guipúzcoa y el 6,7% de Vizcaya.
Las agrupaciones de familias reclaman «con urgencia» al Departamento de Educación que ajuste el mapa escolar para corregir esta situación. «Tenemos que meternos de lleno, que se plantee un debate en el que participen el profesorado, los padres de familia y la Administración». Piden que en las comisiones de escolarización haya agentes sociales que puedan participar en las decisiones sobre cuál es el centro más adecuado para el menor.
«Tenemos concentraciones de extranjeros en algunos barrios por el ‘efecto llamada’, con lo que los colegios de esa área se llenan de inmigrantes», explica González. «Además, la inmensa mayoría opta por el modelo A, en castellano, porque muchos de estos chavales llegan cuando son mayores y es más difícil que se integren en líneas euskaldunes. Por ello acuden a los pocos colegios que tienen aulas de castellano», añade. Los padres consideran necesaria la reforma de modelos para acabar con las tres líneas actuales que «favorecen» los guetos.
Aún así, los responsables del departamento reconocen numerosas dificultades para evitar que se formen guetos. «Cuando se intenta desconcentrar, al curso siguiente se observa que esa inmigración vuelve a los mismos centros», ha declarado Celaá. A su juicio, se trata de un fenómeno natural puesto que las concentraciones se producen en determinadas ciudades, pueblos y barrios y «obviamente suelen ser familiares y amigos los que tiran de otros para venir al mismo sitio y optar por el mismo colegio». El departamento tiene claro que hay que evitar los guetos porque «el objetivo es integrar a todas las personas que lleguen a este país a través de la escuela».
No hay comentarios:
Publicar un comentario